En los tumultuosos años del régimen comunista de Albania, gobernado con mano de hierro por Enver Hoxha, el país se convirtió en una fortaleza aislada de estricta ideología marxista-leninista. Cuando el gobierno de Hoxha cortó lazos con la Unión Soviética y más tarde con China, se aisló del mundo, hundiendo a su pueblo en la pobreza y la represión. En esta atmósfera de paranoia y miedo, Albania se convirtió en el principal objetivo de la subversión extranjera. Las agencias de inteligencia extr.
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